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viernes, 21 de marzo de 2014

Capítulo 2. Short life


Ya habíamos llegado a Londres. Nuestra madre estaba allí esperándonos.

-Hola, hijos –nos saludó a ambos y nos abrazó
-Mamá, ¿sabes que tengo novia? – dijo feliz
- ¿En serio? ¿Desde cuándo? ¿Cómo es?

Durante el camino estuvieron hablando entre ellos. Yo iba callada, escuchando música de mi Ipod.

-Ya hemos llegado -comentó mi madre. Cuando miré la casa me quedé alucinada. No recordaba que fuera tan grande
-¡Enana! Cierra la boca que te van a entrar moscas –se rió
-Ja ja –dije irónicamente

Al entrar en la casa no sólo estaba Cameron, el marido de mi madre, sino que también había unos cuantos chicos de la edad de mi hermano. Cuando los vio mi hermano se puso muy contento y se acercó rápidamente a saludarlos. Habían venido minutos antes para recibirlos también.

- ¡Oh! Se me olvidaba. ¿Os acordáis de mi hermana Almudena?
-¿Cómo no voy a acordarme de ella? –dijo un chico de pelo cobrizo con unos ojos marrón miel que me derretían
-¿No te acuerdas de nosotros no? –dijo un chico alto y rubio de ojos azules
-Lo siento pero no… -dije algo cortada. El chico de pelo cobrizo parece que se entristeció un poco al escuchar esto
-Yo me llamo Kyle –dijo el rubio de ojos azules. Cada verano cuando veníais tu hermano y tú, siempre íbamos todos juntos al parque. Y mi hermana Danna también, erais las mejores amigas. No ha podido venir ahora, pero más podrás verla –sonrió- y también saliste con Dylan, con él te diste el primer beso, a los 9 años –volvió a sonreir al tiempo que señalaba al chico de pelo cobrizo
-Calla, bocazas –le dijo Dylan a Kyle a la vez que le daba un codazo
-Entonces…tú eres… ¡oh dios! –le abracé fuertemente sonriendo
-Ya te acuerdas –contestó un sonriente Dylan
-Por supuesto que sí –emocionada
-¿Enserio que no te acordabas de nosotros? –preguntó Kyle
-Sí, perdimos el contacto y  con el tiempo he ido olvidando, pero ahora ya sé quienes sois
-Al menos ya te acuerdas –sonrió Dylan
-Sí. Voy a dejar las maletas y eso, luego nos vemos –le di dos besos a cada uno y subí a mi habitación

La habían pintado, antes era rosa y ahora era de un lila claro bastante bonito. Había un corcho grande en una de las paredes así que cogí las fotos que tenía con mis amigos y las colgué en él. Después saqué toda la ropa y las cosas que había traído y las puse en su sitio.
En hacer esto tardé como una hora o así. Bajé a comer algo y luego volví a meterme en mi cuarto. Me conecté pero no estaban ninguna de mis amigas así que apagué el portátil.

-Almudena, he quedado con estos, ¿te vienes?
-Sí, espera que me ducho

Me fui deprisa al baño, me di una ducha rápida y me puse unos pitillos negros, una camiseta de I love NY y unas converse rojas

-¡Ya estoy! –dije bajando las escaleras. Al bajar de encontré con que todos estaban allí
-Vas muy guapa –me dijo Dylan
-Gracias – me sonrojé
-Deja de tirarle los tejos a mi hermana –le dijo mi hermano bromeando- vámonos a hacer skate
-Yo no tengo
-Yo tengo dos, así que te lo dejo
-Está bien

Nos fuimos a la pista de skate, donde nos esperaba Danna. Estábamos pasándonoslo genial hasta que una chica morena se acercó a nosotros.

-Hola, Dylan –dijo con una sonrisa seductora y le besó
-Hola, Melanie –sonrió pero el resto del grupo estaba callado y parecía que intentaban controlarse para no decirle de todo a Melanie - ¡oh! Eh… Mel, esta es Almudena. Almudena, ella es Melanie

Le di dos besos a regañadientes. Ella me miraba de arriba abajo con cara de asco y yo no me quedaba corta. ¿Qué se creía? Como siguiera así le iba a bajar los humos.

-Esto… se me ha olvidado que tenía que ayudar a mi madre con…emm… a limpiar la casa, ¡eso! Tengo que ayudarla a limpiar la casa, adiós –mentí y me fui a paso ligero
-¿Qué le pasa a tu hermana? –le dijo Dylan extrañado a  mi hermano
-No tengo ni la menor idea…

Entré en casa y me fui directa a mi habitación. Sentía muchísima rabia y tristeza, pero no entiendo por qué, se suponía que ya lo tenía superado, que le había olvidado. Tan sólo teníamos diez años cuando todo pasó. Me puse a llorar sin poder evitarlo.

-¿Qué te pasa? –me preguntó entrando en mi habitación
-Nada, vete y déjame sola –contesté sin mirarle
-Pero quiero saber qué te pasa, por qué estás así
-¡Que me dejes! –le grité y él se fue. Sé que me pasé pero ahora mismo quería estar sola y no me apetecía hablar con nadie, y menos dar explicaciones. Al final acabé por quedarme dormida.

Me desperté por el sonido del móvil. Lo cogí y vi que eran Dylan. Suspiré y descolgué el teléfono.

-Hola, ¿qué pasa? –dije medio adormilada aún
-Eso digo yo, ¿por qué te fuiste ayer así?
-¿Así cómo? Ya te dije que tenía que ayudar a mi madre a limpiar
-Venga, Almudena. ¿De verdad crees que me lo tragué?
-No entiendo por qué no si es la verdad
-Si no quieres contármelo vale, pero no me mientas –colgó
-Esto es increíble, encima se cabrea. Pues para orgulloso él, orgullosa yo –pensé para mí misma

Me levanté de la cama y me fui a duchar. Cuando bajé estaban todos allí abajo sentados

-Hola –saludé y me fui a la cocina a prepararme un zumo
-¿Qué te pasa? –me preguntó Danna
-A mí nada, ¿por qué?
-Por lo de ayer
-Otra igual, ¡Que no me pasa nada! ¡Tenía que ayudar a mi madre! –dije con el tono un poco más elevado de lo normal y me subí a mi habitación. Podía escuchar la conversación que estaban teniendo abajo
-¿Has conseguido sacarle algo? –preguntó Kyle
-Que va, no suelta prenda y además se ha enfadado y se ha ido a su habitación
-Voy a hablar con ella –comentó Dylan y se levantó
-El señor Smith se va a tragar el orgullo por una vez, esto es increíble –dijo refiriéndose a Dylan
- ¡Mierda! Había olvidado que estaba enfadado con ella…
-Pero ¿por qué te habías enfadado con ella? No te ha hecho nada
-Sé que le pasa algo y no me lo quiere contar, y eso me cabrea
-Dylan, llevaba años sin verte, no esperarás que en este poco tiempo esté como antes no? –preguntó mi hermano
-Tienes razón pero aún así…-suspiró
-Pídele perdón y habla con ella

Noté cómo alguien subía las escaleras y se iba acercando a la puerta de mi habitación

-Que no sea Dylan, por favor. Que no sea Dylan –dije bajito y cruzando los dedos
-¿Puedo pasar?
-¡Mierda! –maldije para mí misma – sí, pasa
-Yo… -se quedó callado
-Vamos, no tengo todo el día
-Lo siento –dijo tras una pausa y suspiró
-¿Qué sientes?
-Haberme enfadado contigo sin motivo, no sé qué es lo que me pasó, supongo que pretendía que todo fuera como antes…
-Dylan, las cosas no pueden ser como antes
-¿Por qué no?
-Porque las cosas no son como antes, han pasado bastantes años y… -me callé
-¿Y…?
-Nada, que las cosas no son como antes y punto
-Almudena, puedes contármelo, no voy a decírselo a nadie
-No puedo
-¿Por qué no?
-Porque se estropearía todo
-¿Todo el qué? No te estoy entendiendo
-No tienes nada que entender, ¿puedes dejarme sola, por favor?
-No, no pienso moverme de aquí hasta que no me digas que es lo que te pasa -suspiré
-¿De verdad quieres saberlo?
-Ya te he dicho que sí
-Yo…-me quedé callada al escuchar que llamaba a la puerta. Mi hermano me había salvado.
-Siento interrumpir pero ha venido mamá y quiere que la ayudes
-Está bien -bajé y estaba mi madre metiendo la compra
-Ayúdame, por favor
-¿Por qué no te han ayudado Álvaro o alguno de los otros?
-Porque no, venga, ayúdame anda
Ayudé a mi madre con la compra y cuando iba al salón escuché que hablaban de mí así que me quedé escondida para ver lo que decían.
-¿Entonces no has conseguido sacarle nada? –preguntó mi hermano
-No, estaba a punto de decírmelo cuando apareciste –lo fulminó con la mirada
-Yo siempre soy muy oportuno –dijo riendo
-Así que realmente no le importaba lo que me pasaba. Simplemente vino porque los demás le habían mandado ya que pensaron que a él se lo contaría… ¿cómo he podido ser tan tonta? No puedo confiar en nadie, no puedo contarle nada de lo que me pasa a nadie –pensé y me fui a mi habitación de nuevo, donde me puse a llorar. Es lo único que hacía últimamente. Todo el día metida en mi habitación llorando, y ya estaba harta. Voy a hacer como si no hubiera pasado nada. Bajé al salón y había venido también Melanie. Lo que faltaba.
-Hola chicos –saludé como si nada y ellos me respondieron

Me senté al lado de Dylan ya que era el único sitio que quedaba libre. Decidieron poner una peli, y encima de miedo. Odiaba esas películas. Encima no tenía a quien agarrarme ya que a mi lado sólo tenía a Dylan y a él no pensaba acercarme. Además de que su novia estaba al otro lado de él.
Cuando empezó la película cogí un cojín. Me tapaba bastantes veces la cara y lo apretaba. Dylan se dio cuenta

- Sabes que puedes agarrarte a mí ¿no? –me susurró
-Tu novia está a tu lado –dije en tono de desprecio hacia ella
- ¿Se puede saber qué te pasa?
-Nada que a ti te importe –me levanté y fui a la cocina. Cogí un vaso, me lo llené de agua y empecé a beber. Noté como alguien ponía la mano en mi hombro y me asusté. Me atraganté y empecé a toser
-Lo siento, no pretendía asustarte –dijo Dylan
-¿Qué quieres?
-Saber lo que te pasa, dímelo, confía en mí
-¿Para qué? ¿Para que luego vayas a contárselo a los demás? Creo que paso, gracias -iba a salir de la cocina pero me agarró del brazo y me puso contra la pared, quedando yo atrapada entre él y la pared.
-¿Qué estás haciendo?
-De aquí no te vas hasta que no me digas que te pasa -suspiré e intenté escaparme pero no lo conseguí- vamos, Almudena, por favor. Dime lo que te pasa, te prometo que no se lo voy a decir a nadie

Lo tenía tan cerca. Su cuerpo estaba prácticamente pegado al mío y su boca a centímetros de la mía. Podía notar su olor, su calor… necesitaba salir de allí.

-No puedo decírtelo
-¿Por qué no?
-Porque no –una lágrima cayó por mi mejilla. No podía aguantar mucho más
-No llores –me quitó la lágrima con sus labios y yo me estremecí. Después bajó un poco más y rozó sus labios con los míos. Yo miraba sus labios y él los míos. Ambos queríamos besarnos pero yo no me atrevía a dar el paso. Cuando quise darme cuenta sus labios estaban sobre los míos.

Todo era perfecto, aquel beso era perfecto, hasta que escuchamos a alguien venir y nos separamos rápidamente.
-Dylan, ¿qué hacéis? –preguntó Melanie entrando en la cocina. Que oportuna, aunque la verdad me alegro de que entrase, esto nunca debería haber sucedido
-Nada, estábamos bebiendo y pensando en qué podíamos llevar para comer
-Ya se ha acabado la película así que da igual, no tenéis que buscar más
-Vale –fue todo lo que dije y me fui a mi habitación

No podía creerme lo que había sucedido. Yo, besando a Dylan. Tanto que trataba de evitarlo y me he besado con él. Esto no podía ser bueno, las cosas ya no iban a ser iguales y como Melanie se enterase… la única solución será evitarle.

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