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miércoles, 26 de marzo de 2014

Capítulo 4. Short life (Final)

Eran las dos de la tarde y me encontraba en el aeropuerto, pero no para irme, sino para despedirme de Dylan. Mi madre no me dejaba ir pues decía que Dylan y su padre debían pasar tiempo juntos y que si yo iba lo entretendría y no le haría caso a su padre. Al principio me enfadé con mi madre, pero luego, tras pensar, lo entendí.
Hacía un par de horas habíamos aclarado lo nuestro, decidimos empezar a salir como pareja aunque él ahora se fuese, pero volvería y podríamos estar juntos.

-Te prometo que volveré lo antes posible –me dijo Dylan mientras me abrazaba
-Te tomo la palabra. Te voy a echar de menos –contesté abrazándole también y nos besamos en  cuanto nuestros amigos nos dejaron solos
-Te amo, no lo olvides –dijo y poco después se subió al avión. Yo volví a mi casa junto con los chicos en un taxi

[…]

Tres semanas han pasado desde que Dylan se fue, ya estamos en el mes de julio. No hemos perdido el contacto, todos los días hablamos por teléfono e incluso a veces hacemos video llamada en Skype. Echo de menos poder abrazarle y besarle, pero al menos sabía que él era sólo mío y que cuando volviera lo iba a tener para mí.

Por otra parte, últimamente había salido poco pues me notaba bastante cansada, tenía poco apetito e incluso estaba perdiendo peso. Mi madre estaba preocupada por mí, incluso había hablado por teléfono con mi padre sobre aquello para ver si me había pasado algo mientras estuve con él pues no me creía cuando le decía que estaba bien.

Sabía que algo me estaba pasando, pues aunque no se lo hubiera dicho a mi madre para no preocuparla más, también me costaba respirar en algunos momentos.

-Enana, te toca poner la mesa –me dijo mi hermano al entrar en mi habitación
-¿No puedes ponerla tú?
-No, yo la puse para comer, te toca a ti. Yo voy un momento con papá al garaje a guardar unas cajas –resoplé y me levanté
-Está bien… -bajé las escaleras y me dirigí a la cocina, donde estaba mi madre preparando unos macarrones. Cogí los platos y los lleve hasta la mesa. De pronto empecé a toser y al mirar mi mano vi sangre. Mi madre, que venía detrás de mí con la comida, al ver la sangre dejó caer al suelo la comida, formando un estruendo que alertó a mi padre y mi hermano. Vinieron rápidamente.

[…]

Me encuentro en el hospital, me han estado haciendo pruebas para comprobar que todo esté bien.  La espera se me hace eterna, a mí y a mi familia. Estoy nerviosa y la mirada que trae el doctor al entrar no me da buena espina.

-Su hija deberá quedarse ingresada al menos un día más. Las pruebas dicen que lo que su hija tiene es cáncer de pulmón. Debemos hacerle algunas pruebas más para ver cómo de avanzado está y en el caso de que aún pueda curarse, ver qué tratamiento ponerle

Yo, cáncer. ¿Cómo era posible? Estaba asustada, aún era joven, me quedaba mucho por vivir y sabía que si tenía alguna posibilidad de salir de ésta durante el tratamiento estaría débil. Miré a mi hermano

-No le digas nada a Dylan, no quiero preocuparle, quiero que disfrute con su padre. Cuando vuelva se lo contaré yo misma en persona, no es algo para contar por  teléfono
-Y hablando de Dylan y de teléfono… -dijo mi hermano y me mostró el móvil que tenía en la mano. En la pantalla se podía ver que le estaba llamando
-Prométeme que no le dirás nada
-Te lo prometo –descolgó el teléfono y yo me quedé mirándole mientras hablaba. Al poco tiempo me pasó el teléfono. Cuando eso ocurrió mis padres y mi hermano salieron de la habitación
-Hola, cariño –dije un poco débil, pues me estaba dando otro de los bajones
-Hola. ¿Por qué no contestas al móvil? Me habías preocupado
-Perdona, estaba viendo una película y tenía el móvil en silencio así que no escuché tu llamada -mentí
-¿Pero estás bien? Suenas un poco apagada
-Sí, no te preocupes, estoy un poco cansada

[…]

Ya estoy en casa, pero las noticias no son muy buenas. Mi cáncer está bastante avanzado y aunque hay una posible cura no es mucha la probabilidad de que funcione. Hace un par de días empecé con la quimioterapia, parecía que estaba haciendo efecto pero después de cada sesión estaba exhausta, y eso que solamente era el principio. Dylan me notaba rara, pero yo seguía diciéndole que estaba bien.

-Pasa, está en su habitación –escuché que le decía mi hermano a alguien abajo en la puerta. En seguida llamaron a la puerta de mi dormitorio y para mi sorpresa la persona que entró fue Dylan

-¿Qué haces aquí? –pregunté sorprendida y me levanté, abrazándole fuertemente
-He venido a verte. Por mucho que me negases que te pasa algo no te creo, estoy preocupado por ti –en ese momento se percató de que mi cabeza estaba rapada- ¿qué te has hecho en la cabeza?
-Ven, siéntate –suspiré y ambos nos sentamos en la cama. El me miraba preocupado pero sin entender nada. Le cogí la mano- no te conté nada porque no creo que esto sea algo que contar por teléfono, estaba esperando a que vinieras para decírtelo…
-Deja de dar rodeos, ¿qué ocurre?
-Estoy enferma, tengo cáncer
-Si es una broma no tiene gracia, Almu –dijo serio
-Ojalá fuera una broma… -sus brazos me rodearon fuertemente. No pude evitar echarme a llorar en sus brazos, necesitaba desahogarme, dejar salir todo lo que me había guardado para mí
-Todo va a estar bien, yo estaré a tu lado –me dio un beso en la cabeza y me dejó llorar en su hombros. Cuando dejé de llorar me separé despacio- ¿has empezado ya con el tratamiento?
-Sí, hace un par de días
-Iré contigo al resto de sesiones de quimio que te queden
-No hace falta que…
-Voy a ir, digas lo que digas –me dio un beso en el dorso de la mano
-Gracias –le sonreí

[…]

Dos meses desde que empecé el tratamiento. Parecía que me estaba haciendo efecto, y eso, junto con Dylan, que estaba cumpliendo su promesa, me animaba a seguir con las sesiones. Ahora podía decir que los milagros existen, había un 90% de probabilidades de que el tratamiento no funcionara y sin embargo está ocurriendo el 10% que creía imposible.
Se suponía que dentro de unos días tenía que volver a España con su padre, pero como estaba con el tratamiento mis padres se pusieron de acuerdo y me quedaría aquí con mi madre. Ahora sería al contrario, me quedaría con mi madre y pasaría los veranos con mi padre. Eso me alegraba pues así podría estar con Dylan y también con Danna y Kyle, pero por otro me apenaba pues echaría de menos a mi padre y mi pequeño hermano de tres años. Pero todo no se podía tener. 

[…]

Llevo un par de semanas ingresada en el hospital pues estas sesiones estaban siendo más duras, así que el médico recomendó a mis padres que me dejaran allí, y a pesar de que yo me opuse ellos accedieron. Ayer fue mi último día de quimio, estaba contenta pues este calvario por fin terminó

-Te veo más animada –me dijo el doctor
-Sí, por fin tengo el alta
-Por ya sabes que de ahora en adelante debes venir a hacerte revisiones porque es probable que dentro de unos años el tumor vuelva y debemos tenerlo controlado –me recordó
-Lo sé, pero mientras tanto podré vivir de nuevo, viajar y hacer todas las cosas que antes hacía –en ese momento entró Dylan con un ramo de rosas. El médico al verlo sonrió y salió para dejarnos solos
-Son preciosas –sonreí y besé los labios de mi chico
-Como tú –dijo peloteándome y yo sólo me reí – vamos, es hora de irnos

[…]

Mi vida, mi alma, mi mitad. Me queda poco de vida, lo sé, lo noto. Y aunque no quiera dejaros ni a ti ni a Esperanza me temo que mi momento ya ha llegado. Recuerda que te quiero con todo mi corazón, y que aunque yo ya no esté de cuerpo presente, estaré siempre contigo y con nuestra hija. Quiero que sepas que cada momento junto a ti ha sido único, has sabido hacerme feliz y te lo agradezco. Siento no poder devolverte toda esa felicidad, pero mi cuerpo ya no da más de sí, no puedo más, el dolor me consume. Espero que con el tiempo vuelvas a encontrar felicidad con otra mujer que pueda estar por el resto de tu vida junto a ti. Espero también que cuando Esperanza crezca le hables de su madre y le enseñes a no rendirse nunca y a luchar por lo que quiere.
Debes estar a punto de llegar a casa así que será mejor que apague esto ya.
Recuérdalo siempre, te amo Dylan.

Esas son las palabras que le dejé al amor de mi vida grabadas en un video. Me alegra decir que conseguí estar sana durante seis años. Terminé bachillerato a los 19 y ese mismo verano Dylan y yo nos casamos. Nuestros padres al principio no estaban de acuerdo pues pensaba que aún éramos demasiado jóvenes, pero yo sabía que aunque en ese momento estuviera bien tarde o temprano volvería a enfermar. Poco después me quedé embarazada y a los 20 años tuve una preciosa niña, Esperanza le pusimos de nombre. Por suerte pude verla crecer durante unos años. Dylan y yo fuimos felices juntos durante los cuatro años que estuvimos los tres juntos. Unos meses después de que me hija cumpliera los cuatro el cáncer volvió, pero a diferencia de la otra vez esta vez no hubo solución y mi vida terminó.
A veces la vida no es justa, deja que la muerte se lleve a personas inocentes que lo único que quieren es ser feliz con su familia, pero a mí no me importó, conseguí lo que siempre quise, una familia con Dylan. Puede que esta no fuera la forma en la que me lo imaginé, pero sé que él cuidará bien de nuestra y que con el tiempo será feliz de nuevo.

En cuanto a mi familia, mi hermano había roto con Jamie para poder estar conmigo en Londres, decía que tantos años a distancia no saldría bien, pero aún así quedaron como amigos. No sé qué pasará ahora, si volverá a España o se quedará en Londres, pero espero que sea feliz. Sé que ahora tanto él como mis padres están tristes, pero también sé que lo superarán y continuarán con sus vidas. Ellos me enseñaron a ser fuerte y luchar, ahora es su momento. 

domingo, 23 de marzo de 2014

Capítulo 3. Short life

-Almudena, despierta que se van los chicos
-Uff ya voy –me levanté y bajé a despedirme
-¿Estabas dormida? –preguntó Danna
-Sí, hasta que me despertó el pesado de mi hermano –dije fulminándolo con la mirada
-No me mires así que si te quedaste dormida no es culpa mía
-Podías haberla dejado dormir –me apoyó Kyle
-Es cierto –dijo Danna
-¿Qué es esto? ¿Una conspiración contra mí? –dramatizó mi hermano
-Sí–dijeron los dos y todos nos echamos a reír
-Bueno, se nos hace tarde, tenemos algunas cosas que hace –dijo Dylan cogiendo a Melanie de la cintura y llevándosela a la puerta- adiós
-Adiós –se despidieron todos menos yo
-¿Por qué no te has despedido de él? –me preguntó mi hermano
- ¿A ti qué más te da lo que yo haga o deje de hacer? –me subí de nuevo a mi habitación
- ¿Y a esta qué bicho le ha picado?  -dijo boquiabierto
-No tengo ni la menor idea… -se encogió de hombros Danna
-Nos tenemos que ir –fue lo que contestó Kyle. Se despidieron y se fueron. Álvaro subió a mi habitación
-¿Se puede saber qué te pasa?
-Nada, déjame en paz
-¿Tiene algo que ver con Dylan? -me lo quedé mirando sin decir nada- Vale, eso es un sí
-Sigo enamorada de él… Sé que es incomprensible porque hace años que no hablaba con él y que cuando estuvimos “juntos” –hice el signo de comillas con los dedos en esa última palabra- teníamos diez años, pero siento como un hormigueo en mi tripa cada vez que lo veo. Y cuando está con Mel no puedo evitar ponerme celosa
-Me lo imaginé por la forma en que lo mirabas
-Y en la cocina…
-No era verdad eso de que estabais buscando algo de comer ¿no? –negué con la cabeza - ¿qué pasó?
-Nos besamos
-¿Qué hicisteis qué?
-Pues eso y…puff todo es tan complicado… -dije cabizbaja jugando con mis manos. Mi hermano me abrazó
-Creo que él también sigue enamorado de ti, pero está con Mel y dudo que la deje porque la niña se las trae
-Necesito olvidarme de él, pero no puedo. Creí que le había olvidado después de estos años pero cuando lo he visto…
-Has perdido una batalla, no la guerra. Si te ha besado es porque siente algo por ti, así que puede que aún tengas alguna oportunidad
-Gracias –le abracé esta vez yo.
-Me voy a mi habitación, mañana a las 11 levántate que hemos quedado con los demás
-Vale, buenas noches.

[…]

-Almudena, despierta
-Mamá, déjame dormir un rato más
-No, venga, que son las 11 y media y te están esperando todos
-¿Qué? ¿Tan tarde es? – me levanté corriendo, me duché rápido y bajé – hola chicos – le di dos besos a cada uno menos a Dylan
- ¿A mí no me saludas? -No dije nada, pasé de él y me senté al lado de Kyle. Mi hermano me miró con cara de desaprobación
-Bueno, ¿qué vamos a hacer?
-¿Vamos a la piscina? –propuso mi hermano
-A mí me parece bien
- ¿Viene Danna? -pregunté
-Sí, tiene que estar por llegar –me contestó su hermano
-Vale, entonces voy

Cuando vino Danna nos fuimos todos a la piscina. A mí no me apetecía bañarme así que me quedé tumbada en una tumbona para tomar un poco el sol. Al poco rato vino Dylan.

-¿Por qué pasa de mí? – no le contesté – no sé quñe es lo que te he hecho pero si es por lo del beso…
-Mira Justin, no es por lo del beso ¿vale? Olvídame –cogí mis cosas y me fui
-Ojalá pudiera olvidarte…-susurró para sí mismo, por lo que no alcancé a oírlo

Volví a mi casa caminando caminando, estaba enfadada, pero más que con Dylan conmigo misma. Entré en casa y me subí a mi habitación, pues estaba empezando a encontrarme mal, un fuerte dolor de cabeza me estaba entrando.

[…]

-Adelante –dije cuando llamaron a la puerta. Un par de horas habían pasado desde que estaba allí. Supuse que sería mi madre quien llamó pues no había nadie más en casa en ese momento, pero me equivoqué, era Dylan
-¿Qué quieres? ¿ no te dejé bastante claro lo de olvídame?
-Sólo he venido a decirte que he dejado a Melanie
-Vale, ¿quieres que te dé la enhorabuena? –contesté seca
-¿Por qué eres tan borde conmigo? Antes no eras así -suspiré
-Que te quede claro, Dylan. Ya nada es como antes, las cosas han cambiado, y además ¿por qué me cuentas  a mí lo de Melanie?
-Porque quería que todo fuera como antes, y siempre nos los contábamos todo ¿recuerdas? Aún siento todo lo que sentía, todo –me dio un beso en la comisura de labio y se fue, dejándome con la palabra en la boca

Me quedé pensando en todo lo que me había dicho. “Aún siento todo lo que sentía, todo” esa frase me hizo reflexionar mucho. ¿Quería decir con eso que aún me quería? Pero no sé porque si había estado con Melanie… aunque mirándolo bien la ha dejado cuando yo he vuelto. ¿Por qué tenía que ser todo tan complicado?

[…]

Dos semanas habían pasado. Después de aquella larga reflexión decidí llevarme bien con Dylan. Estaba volviendo todo a la normalidad, la verdad es que me sentía genial.

-¡Hey, petarda! Vuelve a la realidad – dijo mi hermano y todos se rieron
-¡Déjame en paz, plasta! –me sonrojé
-¿Y si no quiero? –dijo con tono chulito
-¿Cómo te va con Jamie? –sabía que le jodía que sacara ese tema delante de los demás así que como él no me dejaba pues le atacaba yo
-Bien –dijo fulminándome con la mirada
-¡Uy uy! ¿Quién es Jamie? –preguntó Kyle
-Nadie
-Pues ese nadie parece importante
-Es su novia
-¿Te avergüenzas de tu novia?
-¡No! ¡Claro que no! Ya sabéis que no soy de esos que se pasan las 24 horas del día hablando de su pareja
-Ya, pero… -empezó a decir Dylan pero mi hermano le cortó
-Pero nada, vámonos por ahí
Estuvimos todo el día fuera. Notaba a Dylan un poco raro, no sabía que le pasaba pero tampoco me atrevía a preguntarle. Por la noche volvimos a casa y me fui directa a dormir.

[…]

Alrededor de la 1 de la madrugada noté como alguien entraba a mi habitación y se ponía a mi lado. Me desperté pero decidí seguir con los ojos cerrados. Las manos de alguien acariciaban mi pelo, sólo por el olor ya sabía quién, era, y cuando habló lo confirmé. Dylan.

-No me he podido olvidar de ti, todos estos días juntos han sido maravillosos, siento no haberte dicho nada esta tarde pero no tengo el valor de decírtelo a la cara. Tengo que irme a pasar un tiempo con mi padre y cuando vuelva quizás tú ya hayas vuelto con el tuyo. Te amo

Después de que dijera esto noté como sus labios rozaban los míos. No pude aguantarme, cogí su cara entre mis manos y lo besé. Él se quedó sorprendido.

-Creí que estabas dormida –dijo sorprendido
-Lo estaba, pero me desperté
-Entonces, ¿lo has oído todo?
-Sí –una lágrima se deslizó por mi mejilla- yo también te amo, no he podido olvidarte, por eso estuve así los primeros días. Joder soy imbécil –me puse a llorar- por favor, no te vayas, no quiero perderte otra vez –le abracé fuertemente
-El vuelo sale mañana a medio día
-Entonces, ¿te vas?
-Sí, mis padres se separaron también hace unos años y ahora me toca irme con mi padre. Pero voy a hablar con tu madre para que te deje venirte –sonrió
-¿Enserio? –sonreí ampliamente y lo besé – te amo
-Yo si que te amo –me besó de nuevo – bueno, será mejor que me vaya, es tarde y tienes que dormir
-¿Cómo entraste?
-Estaba con tu hermano en su habitación, y antes de irme he venido a decirte eso, aunque no pensé que fueras a enterarte
-Quédate a dormir contigo –fue mi contestación
-No puedo, pero no te preocupes que cuando vengas conmigo dormiremos juntos todas las noches –sonrió, me dio un pico y se fue. Yo me quedé plácidamente dormida soñando con todo lo que podría pasar en el tiempo que estuviera con él en casa de su padre, aunque aún no era seguro que pudiese ir.

viernes, 21 de marzo de 2014

Capítulo 2. Short life


Ya habíamos llegado a Londres. Nuestra madre estaba allí esperándonos.

-Hola, hijos –nos saludó a ambos y nos abrazó
-Mamá, ¿sabes que tengo novia? – dijo feliz
- ¿En serio? ¿Desde cuándo? ¿Cómo es?

Durante el camino estuvieron hablando entre ellos. Yo iba callada, escuchando música de mi Ipod.

-Ya hemos llegado -comentó mi madre. Cuando miré la casa me quedé alucinada. No recordaba que fuera tan grande
-¡Enana! Cierra la boca que te van a entrar moscas –se rió
-Ja ja –dije irónicamente

Al entrar en la casa no sólo estaba Cameron, el marido de mi madre, sino que también había unos cuantos chicos de la edad de mi hermano. Cuando los vio mi hermano se puso muy contento y se acercó rápidamente a saludarlos. Habían venido minutos antes para recibirlos también.

- ¡Oh! Se me olvidaba. ¿Os acordáis de mi hermana Almudena?
-¿Cómo no voy a acordarme de ella? –dijo un chico de pelo cobrizo con unos ojos marrón miel que me derretían
-¿No te acuerdas de nosotros no? –dijo un chico alto y rubio de ojos azules
-Lo siento pero no… -dije algo cortada. El chico de pelo cobrizo parece que se entristeció un poco al escuchar esto
-Yo me llamo Kyle –dijo el rubio de ojos azules. Cada verano cuando veníais tu hermano y tú, siempre íbamos todos juntos al parque. Y mi hermana Danna también, erais las mejores amigas. No ha podido venir ahora, pero más podrás verla –sonrió- y también saliste con Dylan, con él te diste el primer beso, a los 9 años –volvió a sonreir al tiempo que señalaba al chico de pelo cobrizo
-Calla, bocazas –le dijo Dylan a Kyle a la vez que le daba un codazo
-Entonces…tú eres… ¡oh dios! –le abracé fuertemente sonriendo
-Ya te acuerdas –contestó un sonriente Dylan
-Por supuesto que sí –emocionada
-¿Enserio que no te acordabas de nosotros? –preguntó Kyle
-Sí, perdimos el contacto y  con el tiempo he ido olvidando, pero ahora ya sé quienes sois
-Al menos ya te acuerdas –sonrió Dylan
-Sí. Voy a dejar las maletas y eso, luego nos vemos –le di dos besos a cada uno y subí a mi habitación

La habían pintado, antes era rosa y ahora era de un lila claro bastante bonito. Había un corcho grande en una de las paredes así que cogí las fotos que tenía con mis amigos y las colgué en él. Después saqué toda la ropa y las cosas que había traído y las puse en su sitio.
En hacer esto tardé como una hora o así. Bajé a comer algo y luego volví a meterme en mi cuarto. Me conecté pero no estaban ninguna de mis amigas así que apagué el portátil.

-Almudena, he quedado con estos, ¿te vienes?
-Sí, espera que me ducho

Me fui deprisa al baño, me di una ducha rápida y me puse unos pitillos negros, una camiseta de I love NY y unas converse rojas

-¡Ya estoy! –dije bajando las escaleras. Al bajar de encontré con que todos estaban allí
-Vas muy guapa –me dijo Dylan
-Gracias – me sonrojé
-Deja de tirarle los tejos a mi hermana –le dijo mi hermano bromeando- vámonos a hacer skate
-Yo no tengo
-Yo tengo dos, así que te lo dejo
-Está bien

Nos fuimos a la pista de skate, donde nos esperaba Danna. Estábamos pasándonoslo genial hasta que una chica morena se acercó a nosotros.

-Hola, Dylan –dijo con una sonrisa seductora y le besó
-Hola, Melanie –sonrió pero el resto del grupo estaba callado y parecía que intentaban controlarse para no decirle de todo a Melanie - ¡oh! Eh… Mel, esta es Almudena. Almudena, ella es Melanie

Le di dos besos a regañadientes. Ella me miraba de arriba abajo con cara de asco y yo no me quedaba corta. ¿Qué se creía? Como siguiera así le iba a bajar los humos.

-Esto… se me ha olvidado que tenía que ayudar a mi madre con…emm… a limpiar la casa, ¡eso! Tengo que ayudarla a limpiar la casa, adiós –mentí y me fui a paso ligero
-¿Qué le pasa a tu hermana? –le dijo Dylan extrañado a  mi hermano
-No tengo ni la menor idea…

Entré en casa y me fui directa a mi habitación. Sentía muchísima rabia y tristeza, pero no entiendo por qué, se suponía que ya lo tenía superado, que le había olvidado. Tan sólo teníamos diez años cuando todo pasó. Me puse a llorar sin poder evitarlo.

-¿Qué te pasa? –me preguntó entrando en mi habitación
-Nada, vete y déjame sola –contesté sin mirarle
-Pero quiero saber qué te pasa, por qué estás así
-¡Que me dejes! –le grité y él se fue. Sé que me pasé pero ahora mismo quería estar sola y no me apetecía hablar con nadie, y menos dar explicaciones. Al final acabé por quedarme dormida.

Me desperté por el sonido del móvil. Lo cogí y vi que eran Dylan. Suspiré y descolgué el teléfono.

-Hola, ¿qué pasa? –dije medio adormilada aún
-Eso digo yo, ¿por qué te fuiste ayer así?
-¿Así cómo? Ya te dije que tenía que ayudar a mi madre a limpiar
-Venga, Almudena. ¿De verdad crees que me lo tragué?
-No entiendo por qué no si es la verdad
-Si no quieres contármelo vale, pero no me mientas –colgó
-Esto es increíble, encima se cabrea. Pues para orgulloso él, orgullosa yo –pensé para mí misma

Me levanté de la cama y me fui a duchar. Cuando bajé estaban todos allí abajo sentados

-Hola –saludé y me fui a la cocina a prepararme un zumo
-¿Qué te pasa? –me preguntó Danna
-A mí nada, ¿por qué?
-Por lo de ayer
-Otra igual, ¡Que no me pasa nada! ¡Tenía que ayudar a mi madre! –dije con el tono un poco más elevado de lo normal y me subí a mi habitación. Podía escuchar la conversación que estaban teniendo abajo
-¿Has conseguido sacarle algo? –preguntó Kyle
-Que va, no suelta prenda y además se ha enfadado y se ha ido a su habitación
-Voy a hablar con ella –comentó Dylan y se levantó
-El señor Smith se va a tragar el orgullo por una vez, esto es increíble –dijo refiriéndose a Dylan
- ¡Mierda! Había olvidado que estaba enfadado con ella…
-Pero ¿por qué te habías enfadado con ella? No te ha hecho nada
-Sé que le pasa algo y no me lo quiere contar, y eso me cabrea
-Dylan, llevaba años sin verte, no esperarás que en este poco tiempo esté como antes no? –preguntó mi hermano
-Tienes razón pero aún así…-suspiró
-Pídele perdón y habla con ella

Noté cómo alguien subía las escaleras y se iba acercando a la puerta de mi habitación

-Que no sea Dylan, por favor. Que no sea Dylan –dije bajito y cruzando los dedos
-¿Puedo pasar?
-¡Mierda! –maldije para mí misma – sí, pasa
-Yo… -se quedó callado
-Vamos, no tengo todo el día
-Lo siento –dijo tras una pausa y suspiró
-¿Qué sientes?
-Haberme enfadado contigo sin motivo, no sé qué es lo que me pasó, supongo que pretendía que todo fuera como antes…
-Dylan, las cosas no pueden ser como antes
-¿Por qué no?
-Porque las cosas no son como antes, han pasado bastantes años y… -me callé
-¿Y…?
-Nada, que las cosas no son como antes y punto
-Almudena, puedes contármelo, no voy a decírselo a nadie
-No puedo
-¿Por qué no?
-Porque se estropearía todo
-¿Todo el qué? No te estoy entendiendo
-No tienes nada que entender, ¿puedes dejarme sola, por favor?
-No, no pienso moverme de aquí hasta que no me digas que es lo que te pasa -suspiré
-¿De verdad quieres saberlo?
-Ya te he dicho que sí
-Yo…-me quedé callada al escuchar que llamaba a la puerta. Mi hermano me había salvado.
-Siento interrumpir pero ha venido mamá y quiere que la ayudes
-Está bien -bajé y estaba mi madre metiendo la compra
-Ayúdame, por favor
-¿Por qué no te han ayudado Álvaro o alguno de los otros?
-Porque no, venga, ayúdame anda
Ayudé a mi madre con la compra y cuando iba al salón escuché que hablaban de mí así que me quedé escondida para ver lo que decían.
-¿Entonces no has conseguido sacarle nada? –preguntó mi hermano
-No, estaba a punto de decírmelo cuando apareciste –lo fulminó con la mirada
-Yo siempre soy muy oportuno –dijo riendo
-Así que realmente no le importaba lo que me pasaba. Simplemente vino porque los demás le habían mandado ya que pensaron que a él se lo contaría… ¿cómo he podido ser tan tonta? No puedo confiar en nadie, no puedo contarle nada de lo que me pasa a nadie –pensé y me fui a mi habitación de nuevo, donde me puse a llorar. Es lo único que hacía últimamente. Todo el día metida en mi habitación llorando, y ya estaba harta. Voy a hacer como si no hubiera pasado nada. Bajé al salón y había venido también Melanie. Lo que faltaba.
-Hola chicos –saludé como si nada y ellos me respondieron

Me senté al lado de Dylan ya que era el único sitio que quedaba libre. Decidieron poner una peli, y encima de miedo. Odiaba esas películas. Encima no tenía a quien agarrarme ya que a mi lado sólo tenía a Dylan y a él no pensaba acercarme. Además de que su novia estaba al otro lado de él.
Cuando empezó la película cogí un cojín. Me tapaba bastantes veces la cara y lo apretaba. Dylan se dio cuenta

- Sabes que puedes agarrarte a mí ¿no? –me susurró
-Tu novia está a tu lado –dije en tono de desprecio hacia ella
- ¿Se puede saber qué te pasa?
-Nada que a ti te importe –me levanté y fui a la cocina. Cogí un vaso, me lo llené de agua y empecé a beber. Noté como alguien ponía la mano en mi hombro y me asusté. Me atraganté y empecé a toser
-Lo siento, no pretendía asustarte –dijo Dylan
-¿Qué quieres?
-Saber lo que te pasa, dímelo, confía en mí
-¿Para qué? ¿Para que luego vayas a contárselo a los demás? Creo que paso, gracias -iba a salir de la cocina pero me agarró del brazo y me puso contra la pared, quedando yo atrapada entre él y la pared.
-¿Qué estás haciendo?
-De aquí no te vas hasta que no me digas que te pasa -suspiré e intenté escaparme pero no lo conseguí- vamos, Almudena, por favor. Dime lo que te pasa, te prometo que no se lo voy a decir a nadie

Lo tenía tan cerca. Su cuerpo estaba prácticamente pegado al mío y su boca a centímetros de la mía. Podía notar su olor, su calor… necesitaba salir de allí.

-No puedo decírtelo
-¿Por qué no?
-Porque no –una lágrima cayó por mi mejilla. No podía aguantar mucho más
-No llores –me quitó la lágrima con sus labios y yo me estremecí. Después bajó un poco más y rozó sus labios con los míos. Yo miraba sus labios y él los míos. Ambos queríamos besarnos pero yo no me atrevía a dar el paso. Cuando quise darme cuenta sus labios estaban sobre los míos.

Todo era perfecto, aquel beso era perfecto, hasta que escuchamos a alguien venir y nos separamos rápidamente.
-Dylan, ¿qué hacéis? –preguntó Melanie entrando en la cocina. Que oportuna, aunque la verdad me alegro de que entrase, esto nunca debería haber sucedido
-Nada, estábamos bebiendo y pensando en qué podíamos llevar para comer
-Ya se ha acabado la película así que da igual, no tenéis que buscar más
-Vale –fue todo lo que dije y me fui a mi habitación

No podía creerme lo que había sucedido. Yo, besando a Dylan. Tanto que trataba de evitarlo y me he besado con él. Esto no podía ser bueno, las cosas ya no iban a ser iguales y como Melanie se enterase… la única solución será evitarle.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Capítulo 1. Short life

Era otro día como cualquier otro. Un día de instituto. Lo odiaba, no me gustaba ir, aunque supongo que eso es lo normal. Estaba teniendo un precioso sueño pero se acabó cuando oí el espantoso sonido del despertador. Le di un manotazo para que se apagara, me giré y me tapé hasta arriba para intentar dormirme otra vez, pero fue en vano ya que entró mi padre.

-Venga hija levanta, sino llegarás tarde como de costumbre
-Sí, papá. Ahora me levanto -cuando se fue me levanté con desgana, me duché, me vestí y desayuné.
-Almudena venga, que Jamie nos está esperando fuera –me apremió mi hermano

Jamie era mi mejor amiga de toda la vida. Nos conocíamos desde que éramos pequeñas, nos lo contábamos todos, éramos como hermanas

-Ya voy, ya voy –cogí corriendo la mochila y salí de casa para reunirme con Jamie y mi hermano. Él estaba colado por ella, yo me daba cuenta pero siempre que intentaba sacar el tema lo esquivaba o simplemente me lo negaba.

Las clases transcurrieron normales, todas aburridas como siempre, a excepción de física y química, me encantaba esa asignatura. Sé lo que estáis pensando y no, no soy una empollona pero siempre me he sentido atraída por esa asignatura no sé por qué.
 Por el camino de vuelta a casa vi una sudadera morada que me encantó. Miré en mi bolsillo y por suerte había traído dinero, así que aprovecharía para comprármela y dejar solos estos dos

-¡Eh chicos! Seguid vosotros, yo voy a entrar aquí un momento –les comuniqué
-Te esperamos  -contestó mi hermano
-No hace falta. Además, no sé lo que voy a tardar porque al parecer hay bastante cola
-Está bien, pues entonces nos vamos. Hasta luego –dijo y se fue con Jamie

Espero que esto sirviera para algo y mi hermano se lanzara de una vez. Entré en la tienda  y compré la sudadera. Empecé a caminar hacia mi casa, iba distraída y me choqué con alguien.

-Perdón –me disculpé pero él no respondió, siguió caminando aunque pude notar cómo me miraba de reojo. Pasé del tema, no quería emparanoiarme con eso. Cuando llegué a casa no había nadie pero vi una nota, así que la cogí.

“Almudena, hoy comes sola. Papá estará trabajando hasta tarde y yo me he ido a comer con Jamie. Sé que siempre te lo niego, pero a pesar de eso sabes lo que siento por ella. Gracias por dejarnos solos, te debo una, enana.
Besos, Álvaro”

Perfecto, este iba a ser el viernes más aburrido de mi vida. Mike y Jesse tenían un partido de baloncesto, Jessica me dijo que quizás salía, pero por la noche, y Jamie si está con mi hermano dudo que salga… Sí, todos estos eran los amigos que mi hermano y yo habíamos ido conociendo durante nuestra vida. Todos juntos éramos como una pequeña familia.
Me calenté la comida. La verdad es que no tenía mucha hambre pero bueno. Cuando acabé, fregué mi  plato y me subí a mi habitación. Cogí el portátil y me tumbé en la cama con él. Me metí en Twitter y Facebook. No tenía mucho, sólo un mensaje en el chat de Facebook. Lo abrí y era de Jamie. Al parecer estaba en su casa con mi hermano.

Almuuu! A que no sabes con quien estoy ahora mismo? Si si, tu hermano jajaja bueno, lo que te iba a decir no era eso. Al final si salgo esta tarde, a las 19: 30 te recojo va? Y te importa si viene tambien tu hermano?

Pensé en que contestarle y le puse:

Hola, me lo imagine ya que no esta en casa jaja vale, estare preparada a esa hora :) claro que si, que se venga, pero como me de mucho la lata se entera eh jaja

Después le mandé un Whatsapp a Jessica.

"A las 21:15 te recojemos"

Eran las 18:30 así que me fui a duchar. La verdad es que se me había pasado el tiempo volando. Me puse uno vaqueros pitillos, una camiseta básica rosa con una rebeca blanca encima para por la noche y unas Converse del mismo color que la camiseta. A las 19:30 justo estaban allí.

-Hola chicos –sonreí
-Hola –contestaron mi hermano y Jamie un poco cortados y mirando al suelo
-¿Estáis juntos verdad?
-Esto… sí – Jamie se puso roja como un tomate
-¡Já! ¡Sí! Sabía que acabaríais juntos –dije riéndome y saltando
-Bueno, ¿vamos a dar una vuelta o qué? –dijo mi hermano para cambiar de tema
-Está intentando evitar el tema –le dije a Jamie al oído y ambas nos reímos
-Creo que poco vamos a durar Jamie, porque con la pesada de mi hermana… -dijo bromeando
- No te preocupes, ya la conozco y sé como es, así que no me asusto –se rieron. Fruncí el ceño pero no dije nada pues sabía que estaban bromeando

Fuimos a la heladería que nos caía cerca de mi casa. Jamie y Álvaro se pidieron una granizada para los dos y yo me pedí un helado de After Eight  (menta con trozos de chocolate)

-Que ganas tengo de que lleguen las vacaciones –comentó mi hermano
-Tan sólo queda una semana –respondió una sonriente Jamie
-Sí,que ganas ¡yuhu! –dije sarcásticamente
-¿Por qué lo dices de esa forma? ¿Es que no quieres terminar ya las clases?
-Claro que sí, pero no me quiero ir a Londres
-Te lo pasarás bien allí, te lo aseguro –trató de animarme mi hermano
-Si tu lo dices… -me terminé el helado y miré la hora – vaya, dentro de quince minutos tenemos que estar en casa de Jessica
-Aún nos queda un poco de granizada –dijo Jamie
-Cuando terminéis iros a su casa, os esperaremos allí

Cuando llegué toqué el timbre y allí estaba Jessica, por una vez preparada a su hora.

-¿Dónde están los demás? –me preguntó tras abrir la puerta
-Mike y Jesse no salen, y Jamie está con mi hermano terminándose de tomar la granizada, ahora vienen
-¿Jamie con tu hermano? –sorprendida
-Si, ¿ves como yo tenía razón y se gustaban? –sonreí con suficiencia
-¿Eso quiere decir que están saliendo? No me lo creo
-Pues créetelo –dijo mi hermano al tiempo que le pasó el brazo por encima del hombro a Jamie y la besó
-Bueno sí hermanito, para, que no quiero vomitar
-Corta rollos
-Lo sé –sonreí
-Bueno, vamos a un bar karaoke que me apetece cantar y liarla un rato –apremió Jessica

Fuimos y estábamos los cuatro sentados en una mesa. Había terminado la actuación y pedían un voluntario. Yo sin pensarlo dos veces salí. Amaba cantar y bailar, aunque no me gustaría dedicarme a ello profesionalmente, no me gustan los agobios. La verdad es que pasamos una buena noche allí y cuando llegué a casa caí rendida en la cama.

-Almudena levanta que son las once –gritó mi padre
-Papá, es sábado, es muy temprano
-Tienes que ir preparando las maletas
-¿Las maletas para qué?
-Ha habido un cambio de planes, al final te vas esta noche
-¿!Esta noche!? – me levanté de un salto
-Sí, por las clases no te preocupes, he hablado con el director y no ibais a hacer mucho así que no te pierdes nada
-Está bien papá –le di un beso en la mejilla y bajé a desayunar
-¿Ya te has enterado? Esta noche nos vamos –comentó con entusiasmo mi hermano
-¿Por qué estás tan feliz?
-Porque por fin voy a ver a mis amigos de allí, los echo de menos
-¿Y Jamie?
-Quizás la dejen venir en julio –sonrió- Bueno, enana, me voy a terminar de preparar las maletas, hasta luego

Cuando terminé el desayuno me vestí y me fui a dar una vuelta. Por el camino me encontré con Mike. La verdad es que estaba un poco colada por él, pero no pensaba decirle nada y menos ahora que me iba.

-¡Almu! –me dio dos besos- me he enterado de que te vas a Londres esta noche
-Sí –dije un poco triste- os voy a echar de menos
-Yo también te voy a echar de menos –nos dimos un abrazo – ¿te apetece dar una vuelta?
-Claro que sí –sonreí

Cuando llevábamos un rato andando él me cogió la mano y yo lo miré sonriendo. El tiempo se me pasó muy rápido, se nos hizo la hora de comer-

-¿Porqué no comemos en el McDonalds?
-No he traído dinero…
-No es problema, yo invito, y no acepto un no por respuesta
-Está bien…


Fuimos a comer y después él, a eso de las cinco se fue a su casa. Yo fui al parque, quería terminar la canción que estaba componiendo. Me senté en el mismo banco que el otro día. Al terminar de escribir la canción me puse a cantarla. Notaba que alguien venía y creo que me estaba escuchando así que cogí mis cosas y volví a casa a terminar de preparar las maletas.