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lunes, 23 de julio de 2012

Capitulo 2. My happy ending (MHE)



Aquí os dejo con un nuevo capítulo, espero que os guste y que comentéis.


En principio, las historias de este blog no serán tan largas como las del blog de amor eterno ni tendrán segunda parte, mi idea es crear historias de pocos capítulos, a ver cómo sale-


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No sabía qué hacer. Por fin había ocurrido lo que llevaba años deseando, me había confesado que me quiere y me había besado, pero por otra parte esto estaba mal, él se iba a comprometer y esto no llevaría a ningún lado. Correspondí a su beso durante unos instantes, pero al pensar en todo esto puse mi mano en su pecho y me separé de él.
-¿Por qué te apartas? –me miró confundido

-Frederick, yo también te quiero y llevo enamorada de ti mucho tiempo, pero tú vas a comprometerte, vas a ser rey y vas a formar una familia. ¿Qué crees que pensaría la gente si se entera de esto?
-Me da igual lo que piense la gente, estoy harto de que siempre me digan lo que tengo que hacer, quiero dejarme guiar por el corazón y no por los demás, y el corazón me dice que luche por ti.

-Vas a tener que casarte de todos modos, eres el futuro rey.
-Lo sé –suspiró- pero quiero disfrutar mientras tanto, quiero poder estar con la persona de la cual estoy enamorado, quiero aprovechar cada segundo contigo –dijo mirándome a los ojos. No dije nada, tan solo le besé.

-Te amo –dije mirándole fijamente y un yo también te amo fue lo que recibí por respuesta.
-Esta noche me quedo aquí a dormir contigo.

-Eso sí que es una locura.
-No te preocupes, me iré pronto para que nadie nos vea –tras decir esto se tumbó en mi cama. Me tumbé a su lado, apoyé la cabeza en su pecho y él me rodeo con sus brazos. Tras un “buenas noches mi amor” susurrado por él en mi oído me quedé profundamente dormida.

Habían pasado los días, hoy era el día de la boda de Daphne. Por suerte habíamos conseguido prepararlo todo a tiempo. Frederick anunciaría su compromiso con Roselyn tras el banquete. Esto no me gustaba nada, pero tenía que aguantarme, no podía hacer nada, él era el príncipe y yo una doncella. Cada noche venía a mi habitación, hablábamos, discutíamos, pero también nos demostrábamos cuanto nos amábamos, haciéndonos uno, pero nada más salir el sol se iba para que nadie lo descubriese.
-Jasmine, ¿están ya todos los invitados abajo? – me preguntó Daphne

-sí, señora, cuando quiera puede bajar

Agarró su precioso vestido de novia para no pisárselo y bajó las escaleras que llevaban al inmenso jardín, lugar en el que se celebraba la boda. Observé cada movimiento que Daphne hacía, iba preciosa. Me imaginé vestida yo así algún día, pero deseché ese pensamiento enseguida, jamás tendría una boda como aquella, y menos con Frederick.
Cuando me aseguré de que todo estaba controlado decidí aprovechar para salir al mercado, ya que era eso o estar en mi habitación encerrada hasta la hora en que el príncipe anunciaría su compromiso. Anduve un rato por allí, mirando todos los puestos, hablando con desconocidos, trabando amistades, picando algo para comer… estar sola allí le resultaba un poco aburrido, aún recordaba cuando jugaba con Frederick al lado de uno de los parques cuando se escapaban de palacio. Suspiró ante tal recuerdo.


Miro el reloj que había en la plaza principal y decidió volver ya al castillo. Cuando llegué ya estaban allí todos los invitados y los criados. Frederick subió al pequeño escenario donde anteriormente tocaban los músicos y esperó pacientemente a que la gente guardara silencio.
-Bien, primeramente, quiero felicitar a mi querida hermana Daphne por su casamiento –dijo Frederick mirando hacia su hermana- y en segundo lugar, tengo algo que anunciarles; mi compromiso. Dentro de tres meses estaré casado con la princesa Roselyn –sonrió y tendió la mano hacia ella para que subiera con él. Cuando estuvieron los dos arriba él la agarró de la cintura y la besó. Todos aplaudieron menos yo, que trataba de contener las lágrimas

En cuanto dieron permiso a los criados para marcharse yo me fui directa a la habitación. Se acabó, le perdí para siempre.
-¿Se puede? –preguntó Dorothy mientras llamaba a la puerta

-Sí, pasa –me sequé las lágrimas antes de que las viera
-¿Qué te ocurre? ¿No te alegras por el príncipe? Es tu mejor amigo, deberías. Al fin se va a casar, va a heredar el trono y va a poder tener un descendiente

-Dorothy, estoy enamorada de él –suspiré, y cuando la miré tenía los ojos como platos
-¿Qué? No puedes estar enamorada del príncipe, Jasmine. Si la reina se entera no sé que pasará, y además, ¿qué esperabas? ¿Qué él se  casase contigo y tú fueses quien le diera un heredero? Baja de la nube, eso nunca pasará, la gente como nosotros no sirve para eso, así que olvídate de él –dijo, me dio un beso en la mejilla y salió de allí
Suspiré. Quizás tuviera razón, debía olvidarme de todas esas estupideces y hacer lo que debo, servir, y nada más.

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